Fue un 23 de Septiembre la primera vez que me senté delante del ordenador y me dije: Vamos allá! Y nada, que comencé a escribir una serie de articulillos, que espero que al menos os hayan entrenido. Pero si de un artículo tengo especial cariño es, precisamente, del primero. Para que no desespereís buscando, os recordaré que trataba sobre J.C. Más que un amigo, J.C. es, y que conste que no he bebido, mi hermano. Un tío con 2 cojones muy bien puestos, que aunque en los últimos años ha sufrido por razones jodidísimas siempre ha sabido mirar hacia delante y no quedarse en el suelo. Le admiro por su valentía. Sin embargo, el porqué de este artículo no reside en su forma de ser, sino en que no sólo va a ser Olentzero quien nos visite por Navidad. El 22 de Diciembre vendrá a pasar unos días con los suyos, con los de su casa. Tengo unas ganas tremendas de que llegue ese día y cogernos un buen cargamento de cervezas para celebrarlo. Lo cierto es que la ocasión lo requiere. Esta de moda criticar la Navidad. Es una época de consumismo, sólo nos acordamos de los otros en estas fechas dicen. Yo, para variar, cuál oveja descarriada, me cago en quien se caga en la Navidad. Mis recuerdos más lejanos de la infancia datan de esta fecha, de como desde siempre nos juntábamos mis 12 tíos, mis 9 primos, mis padres, mi abuela y yo y nos pegábamos unas comilonas de escándalo entre risas, cantos y juegos. Cuando ya comenzaba a amanecer los más pequeños nos íbamos a la habitación de mis tías y nos contábamos historias de miedo para no dormir. Si hay algo que me une todavía con la niñez, es sin duda, la Navidad, porque emulando a mis primos que venían de Valladolid para pasar unos días de la ostia conmigo, J.C. vuelve y volverá, como El Almendro a casa por Navidad.
3 comentarios
Ote -
despues de la discursion vas y me mandas ese mensaje jejeje me mofe mil...
Raul -
Ote -
esa excusa no vale.